Marta Diez

Desde muy pequeña dibujé y pinté. Me inicié como artista vocacional, recorrí diversos talleres dedicados a técnicas específicas, luego ya en mi vida profesional, recibí formación cultural, estética y artística de diversos maestros, siempre siguiendo el camino que mi arte me reclamaba. Puedo dividir mi historia en relación al arte en dos grandes etapas, la primera cuando por afinidad, facilidad e inclinación personal me inicié en el dibujo con carbonilla. Luego transité como artista vocacional, varios talleres en los que aprendí diversas técnicas y me fuí afianzando, también estuve trabajando en el diseño de indumentaria femenina con mi madre. Luego de criar mis dos hijos y mi segundo matrimonio, instalé mi propio taller, pude organizar mi obra y reconocer ciertos matices que reflejaban circunstancias muy personales que hacían a mi propia historia. Con el estudio de la carta-pesta, con maestros en Venecia, inicio mi etapa profesional con un claro objetivo de indagar todos los dominios del arte, iniciando primero con máscaras, que rápidamente me llevan al estudio del mito y su simbolismo y me inclino al arte precolombino y de allí al africano, de Oceanía y al de Oriente. Diversas fueron las guías recibidas por críticos de arte, jurados internacionales y literatos que se abocaron al estudio del simbolismo de mis máscaras. Pude apreciar la belleza de las diferentes culturas, para mi fue muy enriquecedor. Las infinitas posibilidades de las máscaras me llevaron al arte escultórico, con el que inicié el estudio del significado de la belleza en las diferentes culturas, guiada por el antropólogo y poeta de América, ,Rubén Vela, quién me enseñó los fundamentos etnológicos, eso me llevó a interesarme cada vez más en diferentes recreaciones en las que trabajé con materiales muy diversos. Del mundo de las máscaras y las recreaciones escultóricas evolucioné a la investigación de la mirada, volviendo al plano como en mis inicios cuando pintaba un estilo impresionista con óleos, pero esta vez representando máscaras con ojos en un estilo más suelto, luego el cromatismo de los vidrios rotos. Al volver de mi exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de París estaba tan feliz, que pinté una serie creando un personaje “Tincho y Yo” con un estilo muy libre, art brut. Así fui llegando al abstracto que hoy es mi pasión, el color por el color mismo y sus propios diálogos que llegan a sorprenderme a mi misma. Me dedico a mi propia obra (“en este momento es abstracta, con colores muy fuertes”) pero también me desafío con grandes trabajos, coordinando cientos de artistas para pintar grandes murales y hacer mis obras de gran tamaño en el entorno de hospitales y otras instituciones, de esta manera puedo llevar el arte al que transita por la calle y acercando un poco de cultura a la mayor cantidad de gente posible. Un día ordenando mis obras., numerando y poniendo fechas etc., encontré un cuadro de un barco hundiéndose, prendido fuego pintado en óleo, cuando miré la fecha, descubrí que fue de la época muy difícil de mi vida. Fue un sentimiento fuerte, porque entendí que pintaba todo lo que me sucedía, que mi ebullición salía por la pintura. Entendí que mi arte es un diálogo permanente conmigo misma.” www.martadiez.com